1.11.17

Otros colores del Nobel Orhan Pamuk

“Un día leí un libro y toda mi vida cambió”. Orhan Pamuk

Este libro me encantó porque es de ideas, fragmentos e imágenes. Me hizo recordar un archivo que tenía mi viejo que decía: Una que otra cosa tontera, era un archivo que reunía papeles que no caían en ninguna clasificación.  A veces tenemos escritos, fotografías, textos, papeles, que no sabemos dónde guardar o de qué manera describirlos. Otros colores es un intento por juntar los fragmentos del escritor turco Orhan Pamuk.
De él leí Estambul, en donde escribe de manera muy inteligente como es la ciudad más grande de Turquía.  Estambul fue capital de Turquía hasta el año 1923. Actualmente la capital de Turquía es Ankara.

Los temas de este libro, son diversos. Pamuk escribe artículos que se titulan;  Mis relojes, Ser feliz, Leer o no leer las mil y una noches, Víctor Hugo. Hay fragmentos muy simples, otros más intelectuales, algunos lentos, otros más entretenidos.
Fragmento “Siempre me han impresionado tanto como lo que presentaban los vendedores de arroz con garbanzos, de albóndigas a la parrilla, de mejillones fritos o rellenos o de hígado rebozado que creen con optimismo que a todo el mundo en las calles de la gran ciudad les va a encantar lo que en su pueblo y en su casa cocinan su madre o su mujer, la belleza de sus adornados mostradores, de sus carritos de tres ruedas, de sus taburetes”. pág. 87

Hay un capítulo que Pamuk cuenta sobre un terremoto terrible que hubo en Estambul, describe todo el desastre de una manera muy real. Qué mejor que un chileno para empatizar con una situación así. Usa mucho la palabra “Ayuntamiento”, me encanta como suena, encuentro que es adorable el sonido de esta palabra que significa “Corporación o grupo de personas integrado por un alcalde o intendente y varios concejales que se encarga de administrar y gobernar un municipio”.
“Según una de las leyendas sobre el terremoto, muy extendida por el boca a boca porque convertía a los propietarios en víctimas inocentes de los cuarenta edificios que había levantado un constructor se habían hundido todos menos uno. El único que no se había desplomado era el edificio en que vivía él.” pág. 109 Después de este fragmento quedo sin comentarios.

El Nobel reflexiona bastante en torno a los libros y sus lecturas, en un párrafo señala lo siguiente: “-En nuestra mente, los títulos de los libros son como los nombres de las personas: sirven para distinguir un libro de millones que se le parecen. Las cubiertas de los libros se parecen a las caras de las personas: o bien nos recuerdan con toda su fuerza un momento de felicidad que hemos vivido, o bien nos prometen un universo feliz que no conocemos. Por eso miramos las cubiertas de los libros con la misma pasión con que miramos las cubiertas de los libros con la misma pasión que miramos las caras de las personas”. pág. 141

Adoré este fragmento, porque cuando buscamos un libro, no sé algo tiene que tener que nos lega y lo leemos. Quizás algo pasa cuando miramos a una persona, algunas tienen rostros  que proyectan más pasión por la vida que otros, hay personas que a mi gusto no proyectan nada más que el letargo de vivir, de hecho me dan ganas de decirle, ¿hey, tienes cara de nada? No sé es algo que pienso, sería raro hacerlo, aunque si estoy segura de que hay personas que solo se quejan y esperan que les hagan la fiesta, cuando en realidad la realidad la construimos día a día. Volviendo a los libros o a los títulos, me considero bastante ñoña al elegirlos, adoro la sencillez, la simpleza, no me agradan los libros ostentosos, o que se nota que se gastó demasiado en ellos, me gustan los libros que pesan por sus letras más que por su diseño, me fijo más en el contenido, que en lo bonito o en la pose, no sé, una vez elegí un libro que se llama Ahora, de hecho lo comenté en este blog, su creación era una belleza, era un libro pequeño, amarillo, hermoso, con cuentos contextualizados en Providencia, con ideas muy simples como hacer listados de cosas antes de llevar a un viaje, las imágenes eran adorables, me enamoré de ese libro por su sencillez, y a veces me pasa lo mismo con las personas, las amo por esa belleza que no se ve.

Frag. “Las novelas son valiosas en tanto nos hacen preguntarnos sobre la estructura  y la esencia de la vida”. pág. 155

Lo que me gusta de este libro es que son textos breves que se pueden leer en la mañana, antes de comenzar la jornada laboral o para quienes no trabajan mientras toman el primer café del día. Este es un libro para masticar de manera lenta, ya que hay en él reflexiones, análisis en torno a escritores, comentarios de novelas, lo importante y relevante que hay que considerar al momento de escribir una novela, reflexiones para lectores inteligentes, conceptos o ideas muy bien trabajadas para un lector avanzado.
Otros colores es un libro de 480 páginas en donde Pamuk de manera bastante inteligente escribe sobre otros escritores como Fiodor Dostoievski, Iván Turgueniev, Arthur Miller, Víctor Hugo, comenta sus libros, habla de sus visiones políticas, sobre todo de los escritores rusos y comenta en torno a ciertas apreciaciones sobre lecturas o relecturas de los grandes clásicos.
En el capítulo donde el Noble habla de Los hermanos Karamazov, menciona el paneslavismo, como yo no conocía este concepto, comencé a averiguar para acercarme hacia esta palabra usada en Europa. El paneslavismo se trata de un movimiento político y cultural, nacido de una ideología nacionalista surgida  en el siglo XIX con el objetivo de promover la unión cultural, religiosa y política, entre todos los países eslavos. Al leer esto, nace otra pregunta,  ¿cuáles son los pueblos eslavos?

Sobre Nabobok reflexiona, “El profundo placer de leer a Nabokob consiste en que percibimos como algo bello la despiadada verdad de que nuestras vidas no se adecuan a lo absoluto a la lógica interna del mundo. pág. 186 Me encantó esto porque en el fondo pasa, quizás sea subjetivo escribir que hay personas que se adaptan a la realidad del mundo, quizás todos nos oponemos a lo establecido. Cuando pienso en que me opongo a la realidad del mundo, veo que me he opuesto a algunas cosas pero no a todas, pienso en la anarquía y en qué haríamos si pudiésemos cambiar las cosas. Cambiar el sistema que hemos creado, al menos en Occidente y no sé qué pensar, no sé cómo sería otro mundo con las normas que cada uno de nosotros quisiera tener.


Fragmento del autor “El libro negro me enseñaba que la medida del éxito de un libro no estaba en la resolución de los problemas literarios y formales que él mismo planteaba, sino en la grandeza de dichos problemas, en lo valientes que fueran y en el desesperado esfuerzo que el autor desplegaba para resolverlos. Tan difícil como escribir buenos libros es encontrar temas que le exijan continuamente todo al autor, toda su fuerza, su creatividad, su vida. pág.293 En este aspecto estoy en total acuerdo frente a la reflexión o el proceso del desarrollo y producción de un libro, hasta ahora he publicado dos libros de cuentos y de verdad es mucho trabajo, es mucho trabajo escribir hasta estar convencida de que el cuento está como a mi mente le agrada que esté, son tantos los elementos que hay que tomar en cuenta, es quizás como cocinar, se pone de todo un poco, de lo que se tiene cerca, de los condimentos que le dan sabor a lo que pensamos que va a resultar como plato final para presentar a quienes nos acompañan. Al desarrollar textos extensos, yo creo que una envejece, o deja mucho de sí misma en ello, es tanto el afán por lograr una obra literaria que fácil se puede llevar años de la vida y a su vez es tan hermoso entregarse en ello.

Llego al final de las ideas que fueron surgiendo en la lectura de Otros colores. Recomiendo este libro porque permite conocer más sobre la cultura de Oriente. Pese a que estamos a fin de año y la pila en el año del gallo se va agotando, siempre la invitación será para leer y deleitarnos con tan buenos libros como estos. Saludos a todos y todas.











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